Bruno Pierucci
Un poema gris
Dejando un rastro
achubascado
por la despedida
me fui con mi olor a llanto que moja la tierra
sonriendo triste por la estación hasta mi casa.
Es que ella se había llevado
lo celeste de este plomo flotante
y ahora la linterna naranja
que solíamos ver de frente
abrazados
se ha quedado sin pilas.
Una flor que se pierde
Contame sobre la escarcha
que quedó sobre este colchón
la noche en que volviste a tu techo
y yo quedé mirándole el culo a la luna.
Contame que todo tu cielo
es un pedazo de mármol manchado
con un gimoteo tiritante
que tiene mucho de cumulus
pero poco de nimbus.
Contame como haces para poder jugar
acostada en la boca de lobo
que a mi tanto me asusta
cada vez que quiero dormir solo.
Si nadie puede verte
es porque la pared es blanca y tu voz
una flor que se pierde.
Pangea
Puede ser que trascienda
con la yema de mis vientos
la suave piel del continente libre que veo
cada vez que camino al lado tuyo.
Puede ser que navegues de nuevo
el río de versos que camina de luto hoy
y te sorprenda un brazo tendido
cada vez que leas esto
Sin embargo hoy nos fundimos
en un todo primigenio.
Hemos creado un nuevo mundo.
Parvullando
Cuando estamos careandonos mientras caminamos
siameseando el andar medio pavote
vamos parvullando sobre la vida
como si las agujas se tiraran al viempo
desde el barandal del reloj de pared
y todos los problemas que te hinchapelotean
que te pallencian en dos segundos
blupearan como una burbuja de jabon
hecha por un mamimami de cuatro años.
Parsiemos por el parque independencia
que ya se fueron los bravuvigas
deshidratados
entrisnojados
acostumbrados
a soñar con lo imposible
y albarizarse cinco minutos antes.
Como un espejo
En el paréntesis vacío
que forma la espera
encontré tu ultima sonrisa
dibujada con líneas blancas
y solo atine a besar el aire
que había entre nosotros.
La distancia que nos separa
es la hipérbole de un abismo
que empieza con la palabra “adiós”
y se escurre lento por una mejilla
que ya no sé si es la tuya
o es la mía.
Bruno Pierucci
Nació el 14 de febrero de 1995 en San Nicolás de los Arroyos, donde volvió luego de una vida plagada de ciudades y mudanzas. Estudia Lic. en Comunicación Social en Rosario Comenzó a escribir poesías a los doce como si fuera un juego, hoy a los veintidós, sigue jugando.