Susana Martin
Amuleto
Su madre murió en el parto. El huérfano deambuló con su saquito de lino por distintas escuelas y orfanatos pero nada lo alojaba. Tampoco él alojaba la comida ni el afecto de los otros que decían que él era mala suerte. Se acostumbró a escribir su soledad en los tapiales, tiza y carbón en las paredes. Palabras sutiles, contrapunto del enojo gris que lo obligaba a retorcer su llavero de trébol y a jugar alguna cábala.
Cómo imaginar que su hambre era tan grande, tan grande como su mala leche. Tan grande que al ganar el loto se empachó como un caballo y vomitó toda la noche. Vomitó pájaros, carbón, tizas y estrellas. Expiró en medio de esa mezcla infame que olía a caramelo. En el velorio los niños se asomaron de puntillas, les dio pena el bigote manchado por todas esas delicias repugnantes. Por respeto y pudor cubrieron su boca y el bigote con ese llavero metálico en forma de trébol, un trébol tan frío como el huérfano en su ataúd de lino. Los vecinos desfilaron varios días en medio de la lluvia sólo para rozar su rostro y la comisura de sus labios que ahora traían buena suerte.
Berlín
Morir de espejos
de llamar inútilmente al padre
de revólver el tarot justiciero,
morir
de lo excepcional en la costumbre,
está perdida,
las calles tienen todas doble mano
los coches no llevan sus asientos
los artistas hablan otro idioma,
está perdida en su camisa a cuadros
con un trozo de jabón en el bolsillo.
Diferencias
No todos los ruidos son iguales, el caminar del regreso de mi padre, las hembras pariendo en el fondo, el cuchillo que atraía al gato, los pasos desconocidos en el techo, el temblor de la dictadura en los patios, mis zuecos resbalándose en la arena, los electrodomésticos anticuados y chillones, no todos los olores son iguales, el mate cocido apurado en la casa de los vecinos, la miel y la panceta en el galpón de los abuelos, el kerosén de la tristeza de las mujeres de mi barrio, no todos los sabores son iguales, el dulce de ciruela, los higos de Lucia, los primeros cigarrillos, el cambio del sabor de tu saliva, no todas las fotos son iguales, algunas se perdieron, otras guardan aquella que no fui.
Imágenes para un texto
Es necesario ir juntas
con el puño
del corazón
en cada mano.
Es necesario ir juntas
entre vestidos blancos,
entre las tetas flacas
entre bombachas altas.
Es necesario,
mientras
por el hueco
de la vida
ella
nos aprueba
y fuma.
Altro qué
buen domingo compadre
sembra trancuilo
la casa non è la stessa
sin su sombra
la mamma ha lasciato
si ante la queríamo
ahora altro qué
la casa está vacía
pulita
con lo piso encerado
le pido que solo ponga
alguna reja en la ventana
por si piove
no se vayan
la gata mamona
i tre gatti
porque cuando piove
compadre
no é bueno
estar en la casa di altre.
Ridícula
En épocas de feminismo y de tetazo,
mi pasión pide permiso.
Sólo se cuela en mis sueños,
y ahí aparece bizarra, descarnada.
Vos y yo juntos de nuevo
esperando que las páginas se encuentren,
que los cometas estallen,
que ya nada esté en calma.
Pasión sobreviviente,
ridícula,
delirio inquieto como el movimiento de tus ojos,
tan necesario como pasar de grado,
tan absurdo como una estrella fugaz que llega tarde.
Foreclosure
El poema decía
un bosque
de brazos y ella
soñó
con una muralla de carne
sobretodos
todos hombres
muchos hombros en contacto
no llego más al mostrador, pensó
se movieron todos juntos
un mismo cuerpo
y llegó para saldar
su crédito siempre
eterno
y revivió aquel otro
FONAVI
el del robo
de la bicicleta
y las miradas de los edificios
tan pegados
hombro con hombro
como aquel otro poema
que hablaba de
casas que respiran.
Susana Martin
Nació en febrero de 1957 en Rosario a la hora de la cena. Es agrónoma.
Siente a su escritura con la urgencia imparable del parto y la suave bendición de la lluvia.