Con sus pies y sus manos flojas, agarrado fuerte de su tabla esperando que un pez salte y lo anime a seguir. Se insultó por enésima vez por esa competencia estúpida en la que lo anotaron. Lejos lo dejaron sus compañeros, grito muchas veces, algunos escucharon. Era una carrera, pensaron rápido: que lo ayuden los del bote de auxilio. Dejo pasar a un barco que tocaba su sirena, le grito frases incomprensibles. Para el final dejó, un saludo a los ganadores.